Ilustración: Iván Rojas

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) aglutina en Puebla a más de 100 mil personas sindicalizadas, que aportan cada quincena más de 5 millones de pesos por cuotas sindicales, cuyo gasto es un misterio por la opacidad de los dirigentes, quienes son acusados de enriquecerse a lo largo de su sexenio.
La sección 23 agrupa a 73 mil trabajadores en activo adscritos al gobierno federal, y es liderada por Alejandro Ariza Alonso, mientras que la sección 51 tiene 33 mil integrantes adscritos al gobierno estatal, y es dirigida por Jaime García Roque.
A pesar de contar con un presupuesto anual proveniente de las cuotas sindicales, por varios años el SNTE recibió recursos económicos y en especie de la Secretaría de Educación Pública (SEP), desde vehículos o dinero para festejar el Día del Maestro o el Día de la Madre, hasta becas para hijos de sindicalizados.
Por la pandemia, los mandatos de Ariza Alonso y García Roque como secretarios generales se han extendido, de cuatro años a seis, pues el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que preside Alfonso Cepeda Salas, ha postergado varios meses la convocatoria para el proceso electoral, lo que ha generado descontento en el sindicato y ha fortalecido a los grupos disidentes que buscan impedir la continuación del grupo en el poder.
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