Miguel Barbosa Huerta murió en una tragedia, con una mala actuación de su equipo más cercano, al que él confió su vida desde que se convirtió en gobernador de Puebla.
Murió en diciembre, a bordo de un helicóptero, tras salir del Hospital de Traumatología y Ortopedia Rafael Moreno Valle, un día antes de rendir su cuarto informe de gobierno, con la venganza política y el autoritarismo como legado. ¿Hay algo más trágico que eso?
Si fue una maldita coincidencia, karma, “justicia divina” o un castigo de diosito (si es que existe), jamás lo sabremos.
Lo que sí es evidente es que en la tragedia del ahora exmandatario hay varios actores, quienes otra vez, como el 24 diciembre del 2018, alistan su papel para la siguiente función. Políticos, funcionarios y dueños de medios de comunicación lo tienen claro: ¡muerto el rey, viva el rey!
Digo que Miguel Barbosa confió su vida a su equipo cercano porque dependía totalmente de él para gobernar e informar, por eso las dos cosas iban tan mal.
Hace más de un año que el exgobernador no podía ver ni caminar por sí solo, se informaba de oídas y para tomar decisiones solo escuchaba dos voces: la de su esposa y la de su vocera.
Lo que empezó mal el 1 de agosto de 2019 acabó mal este martes, último día de su gestión. Hasta la muerte le salió mal a Miguel Barbosa gracias a su equipo cercano, que ahora tendría que responder:
¿Quién ordenó llevar a un gobernador con diabetes crónica a un hospital público de traumatología y ortopedia para atender un infarto?
¿Por qué se le trasladó en helicóptero a la Ciudad de México más de dos horas después de que padeció el infarto?
¿Por qué la vocera del gobierno mintió en un comunicado donde afirmaba que el gobernador estaba fuera de peligro, cuando en realidad ya había muerto?
¿Siquiera existía un protocolo de actuación ante una muy probable emergencia médica por un gobernador enfermo? Si la respuesta fuera sí, ¿qué salió mal y quién es responsable?
Si el mismísimo gobernador de Puebla fue víctima de negligencia institucional o médica, como también se rumora, tendrían que darse explicaciones, a la familia, a la opinión pública e incluso a la fiscalía, pero ¿las habrá?
Ya lo sé; la pregunta es de ‘chill’.